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Blog by Teresa Bonnin

La piel es un órgano complejo con propiedades de barrera protectora frente al entorno externo, nos protege de microorganismos, absorbe y bloquea parcialmente las radiaciones UV, regula la perdida de agua y contribuye al control de la temperatura corporal.

Hemos hablado en multitud de post del envejecimiento intrínseco o cronológico  que depende del tiempo, genéticamente determinado y que afecta a todo le organismo y del envejecimiento extrínseco inducido por factores ambientales.

En los últimos años el envejecimiento cutáneo ha representado una de las áreas en las que mayormente se concentran los esfuerzos de la nutracéutica, que intentan paliar las principales reacciones bioquímicas que resultan alteradas durante el envejecimiento cutáneo:

  • Disminución de la síntesis de los componentes de la matriz extracelular (MEC)
  • Aumento de la liberación de  citocinas inflamatorias.
  • Aumento de las Metaloproteasas que degradan la matriz (MEC)
  • Perdida de eficacia de defensa contra los ROS ( radicales libres).

¿Que evidencia tienen los Omega-3 como nutracéuticos en la piel?

 

La nutrición en la actualidad trata de profundizar en la conexión existente entre la dieta y la salud para destacar el papel biológico que los nutrientes pueden desempeñar en el organismo en general y en la piel en particular.

Los PUFA o ácidos grasos poliinsaturados están presentes en concentraciones menores en la epidermis y dermis pero desempeñan funciones cruciales para la salud de la piel. Una reducción de los niveles plásmaticos en sangre se refleja en las membranas celulares de la piel.

 

Los Omega 3 realizan dos funciones en el organismo:

  • Papel estructural para la función de las membranas celulares.
  • Papel modulador de la actividad inflamatoria

Los Omega-3 permiten restablecer las membranas celulares deterioradas con perdida de fluidos, por diferentes motivos como un deficit de estos en la alimentación, mala absorción lipídica, estados carenciales y déficit de las desaturasas necesarias para la producción de PUFAS por envejecimiento o daño relacionado con radicales libres.

Su mecanismo beneficioso esta ligado a su capacidad de reducir el contenido de ácido araquidónico (AA), altamente inflamatorio, en las membranas celulares y también relacionado con la perdida de flexibilidad de las membranas plasmáticas.

Mediante una dieta rica en Omega-3 se podrían prevenir los fenómenos inflamatorios y, como consecuencia, las patologías cutáneas asociadas con estos procesos como por ejemplo, las dermatitis atópica, seborréica, psoriasis y el envejecimiento cutáneo.

Se han publicado algunos trabajos que apuntan a un posible beneficio de la ingesta de pescado graso y suplementos ricos en Omega-3 en la psoriasis cutánea y en la artritis psoriásica, basándose en la actividad antiinflamatoria que tienen sobre la membrana celular fosfolípida.

Además y ahora que estamos en época de alta radiación solar confieren fotoprotección, favorecen la curación de heridas y reducen los biomarcadores inflamatorios, provocados por altas dosis de UV.

En resumen, una alimentación adecuada y correcta representa un factor fundamental para mantener el funcionamiento y la salud de la piel y para combatir los daños fotoinducidos. Tomar un complemento alimentario de Omega-3 conjuntamente con otros específicos para prevenir daños fotooxidativos por sus propiedades quimicobiológicas derivara en un bienestar para nuestra piel.

BIBLIOGRAFÍA: Informe científico sobre los ácidos grasos omega-3 elaborado por el equipo de Enervit en colaboración con la inlammation research foundation Boston-USA.

 

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